Cuando una idea cambia el rumbo de una marca
- luciavtbrand
- 9 jun
- 2 Min. de lectura
Hay una frase que me persigue desde hace años: “La creatividad no es un lujo, es una estrategia de supervivencia”. La he visto cumplirse una y otra vez en los proyectos que he tenido el privilegio de liderar. Y, sobre todo, en los eventos.
Porque un evento no es solo un acto con fecha y lugar. Es una oportunidad —a veces única— de contar quién eres, cómo piensas y qué quieres provocar en el mundo. Y la creatividad es la voz con la que se hace todo eso.

He visto marcas grises transformarse en referentes solo por atreverse a salir de su zona de confort. Y no hablo de fuegos artificiales ni de presupuestos inalcanzables. Hablo de miradas nuevas, narrativas que emocionan y decisiones estéticas que se alinean con lo que la marca quiere ser (y aún no se ha atrevido a ser).
Cuando diseñamos eventos desde la creatividad real —no la decorativa, sino la estratégica— todo cambia:
* El público lo percibe como una experiencia, no una asistencia.
* El equipo interno se reconecta con su propósito.
* Y la marca gana una voz que no necesita gritar para hacerse escuchar.
Una creatividad bien estimulada activa conversaciones, atrae alianzas, genera comunidad. Y lo más importante: le da alma a las marcas.
Por eso me gusta pensar que lo que hago no es simplemente “organizar eventos”, sino construir universos efímeros que dejan huella.
Mi consejo, si estás al frente de una marca, es este: atrévete a preguntarte cómo sería tu marca si fuera un espacio, un olor, un sonido o una conversación. ¿Qué evocaría? ¿Qué provocaría? Esa es la creatividad que cambia las reglas del juego.
Y ahí, es donde empieza el verdadero progreso.
—
Lucía Virués
Consultora creativa & Organizadora de experiencias
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